Venciendo pruebas y tentaciones en el poder de Dios
(Instrucciones para el Líder de Grupo Familiar)
A. OBJETIVOS DE LA LECCION:
Objetivo 1.- Que al término de la Lección los participantes comprendan la diferencia existente entre el bautismo para arrepentimiento-que era el de Juan el Bautista--, y el bautismo para perdón de pecados, que recibieron los primeros creyentes en el Señor Jesús (Cf. Hechos 19:1-5)
Objetivo 2.- Que al término de la Lección los participantes comprendan que cuando nos movemos en el Plan de Dios, las pruebas tienen un propósito.
Objetivo 3.- Que al término de la Lección los participantes comprendan que en medio de las tentaciones y pruebas, Dios está a nuestro lado para fortalecernos y llevarnos a la victoria.
B. ANALISIS BIBLICO
Una pregunta que surge, apenas comprensible, es ¿Por qué se bautizó Juan en el bautismo de arrepentimiento que preconizaba Juan? Hay cuatro razones esenciales. La primera, para testimoniar su consagración a Dios (Cf. Levítico 16:4); la segunda, para mostrar a todos que Dios avalaba su misión; la tercera, para identificarse con nuestra naturaleza humana que muere al pecado cuando nos arrepentimos, y por último, para emprender su ministerio terrenal.
Dios le mostró a Juan el Bautista que se trataba de Su Ungido, el Hijo de Dios (Cf. Salmo 2:7; Isaías 42.1; Juan 1:31-34) El bautismo del Señor Jesús en el Jordán se produjo alrededor del año 26 de nuestra Era.
Nuestro Salvador creció en Nazaret (Cf. v. 9) que era una pequeña aldea de Galilea, entre el Mar Mediterraneo y el Mar de Galilea. Los judíos la menospreciaban, quizá porque estaban al margen de todo lo que acontecía en la región (Cf. Juan 1.46) Pese a ser un pueblo pequeño, era un cruce de caminos, importante para el comercio, y les permitió tener contacto con culturas de varios países.
Dios manifestó que Jesús era Su Hijo amado (v. 11; Cf. Mateo 17:5, Marcos 9:7; Lucas 9:35). Ahora, entre los versículos 9 y 11 encontramos por primera vez configurada la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Cf. Mateo 3:16, 17; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-6, 1 Pedro 1:2; Judas 20, 21).
La tentación de Jesús en el desierto es una escena que debe llevarnos a entender que, fortalecidos en Dios, podemos vencer. Un grupo de teólogos, entre los que se encuentran el conocido autor y conferencista del Seminario de Dallas, en Estados Unidos, Howard G. Hendricks, señalan: "La tentación nos resulta mala solo cuando cedemos a ella. No debemos aborrecer los momentos de prueba, porque a través de ella se fortalece nuestro carácter, y Dios nos enseña valiosas lecciones. Cuando enfrentamos a Satanás y tengamos que vérnoslas con sus tentaciones y la confusión que nos presenta, recordemos a Jesús. Él usó la Palabra de dios frente a Satanás y triunfó. Nosotros podemos hacer lo mismo...Ser tentado no es pecado. Tentar a otros o ceder a la tentación, sí lo es."(Biblia de Estudio del Diario Vivir. Editorial Caribe. EE.UU. 1997. Pg. 1290)
Hay dos términos que cabe resaltar en el texto. El primero es complacencia (versículo 11 ), que proviene del vocablo griego Eudokeo, que traduce estar complacido, considerara bueno algo, no meramente porque quien lo hace conoce lo que hace sino por la disposición que tiene. También hace alusión a tener agrado con otros en cualquier cosa, aprobar a alguien, asentir.
Un segundo término es tentación (versículo 12), que proviene del término griego peirsamos que tiene relación con las pruebas con un propósito y efecto beneficioso, tentaciones permitidas o enviadas por Dios. Era entendido por griegos y judíos como una prueba generada con el fin de conducir al mal, por parte del hombre.
C. RECOMENDACIONES PARA EL LIDER
Una recomendación valiosa para los líderes de Grupos de Vida-Células-es que utilicen ilustraciones que sirvan para generar imágenes gráficas que ayuden a asimilar más fácilmente el mensaje. Puede aludirse a temas de actualidad, noticias aparecidas en las últimas horas o quizá, historias de personas o incidentes que ayuden a generar significación en el mensaje que reciben los oyentes. Ayuda mucho en el proceso de aprendizaje.
D. ILUSTRACION
Por momentos, estando en una cárcel en Turquía, Ercan Segul estuvo tentado a quejarse por estar prisionero. ¿Su delito? Distribuir libros cristianos en un país con prevalencia musulmana. Estuvo encerrado treinta días en una fría prisión, y por momentos se sintió muy solo. No renunció a su condición de cristiano, pese a la dura prueba, pero estaba tentado a sentir que no podía seguir adelante. La oración le ayudó a sobreponerse a la dificultad y aprovechó tres horas de cada día para predicarles a otros presos sobre el Señor Jesús. Fue la forma como Dios le abrió las puertas de un nuevo campo misionero: la prisión. Al término del mes que pasó arrestado, fue a juicio y testigos señalaron que habían sido obligados a firmar pruebas falsas. Las autoridades turcas retiraron los cargos por "ofender las enseñanzas musulmanas" y Ercan Segul volvió a la libertad, a seguir compartiendo con otros la maravillosa oportunidad de Salvación que encontramos en Cristo.
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Título: Venciendo pruebas y tentaciones en el poder de Dios
Base Bíblica: Marcos 1:9-13
Introducción:
Dios nos ama. Siempre nos ha amado. Por su infinito amor hacia nosotros, aunque estábamos muertos en delitos y pecados (Cf. Efesios 2:1-3), envió a Su Hijo Jesús a morir por nosotros para reconciliarnos por medio de Él y darnos vida eterna (Romanos 6:22, 23) Esa fue la razón para que dios se hiciera hombre y en el Hijo, muriera en la cruz para limpiarnos de nuestros pecados, abriéndonos las puertas a una nueva existencia (Cf. 2 Corintios 5:17).
I. Con el bautismo, el Señor Jesús testimonió su consagración a Dios (vv.9-11)
1. El Señor Jesús se sometió al bautismo, testimoniando su consagración al Padre y la misión que le había sido encomendada (versículo 9).
1.1. El bautismo que recibió el Señor Jesús era distinto del que se aprecia en la iglesia cristiana del primer siglo (Hechos 2:37, 38; 3:19; 19:5-7)
1.2. El bautismo de Juan era para arrepentimiento, pero el Señor Jesús no tenía qué arrepentirse (Cf. 2 Corintios 5.21, Hebreos 4.15). Lo hizo esencialmente como testimonio.
2. El Padre celestial bautizó con el Espíritu Santo al Señor Jesús para que iniciara su ministerio (versículo 10)
2.1. El Espíritu Santo descendió sobre el Señor Jesús (Juan 1:32)
2.2. Cuando el Espíritu Santo llena nuestras vidas, nos capacita y habilita para el ministerio (Lucas 4:1, 14; Hechos 1:8)
3. El Padre celestial testimonió que no sólo amaba al Hijo sino que se complacía en Él (versículo 11)
3.1. En el Señor Jesús Dios estaba reconciliando al mundo (Cf. 2 Corintios 5.18-20; Efesios 2.16)
3.2. Dios desde siempre nos ha amado (Juan 3.16); Sin embargo debemos llegar a un nuevo nivel, en el que nuestra vida y consagración a Él le despierten complacencia.
a. Complacemos a Dios cuando andamos en Su voluntad (Cf. Marcos 3.35, Romanos 12:29
b. Complacemos a Dios cuando andamos en reverente temor de Él (Hechos 12:28, 29).
II. Cuando andamos con Dios, las pruebas tiene un propósito (v. 12)
1. El Espíritu Santo fue el que llevó al Señor Jesús al desierto (versículo 12)
1.1. El problema en sí no es la tentación sino cómo actuamos frente a la tentación.
a. Podemos resistir la tentación y obtener la victoria en Cristo.
b. Podemos ceder a la tentación y experimentar un revés personal y espiritual.
1.2. En medio de las tentaciones, salimos victoriosos si estamos prendidos de la mano de Dios.
2. Cuando enfrentemos pruebas, no nos preguntemos ¿Por qué? Sino ¿Para qué? Debemos recordar que en el plan de Dios, las pruebas tienen un propósito.
III. En medio de las pruebas y tentaciones, Dios nos fortalece para vencer (v. 13)
1. Aunque el período de tentación en el desierto fue prolongado, el Señor Jesús se fortaleció en Dios (versículo 13 a).
1.1. El Señor Jesús conoce nuestra situación cuando somos tentados, y quiere ayudarnos si se lo pedimos (Hebreos 2:18).
1.2. En Dios encontramos fortaleza para vencer.
2. Satanás nos tienta, pero cada uno decide si cede a la tentación (versículo 13 b).
3. En medio de la tentación, y superada la tentación, Dios está con nosotros para fortalecernos y guiarnos a la victoria (versículo 13 c).
Conclusión:
Las pruebas y tentaciones son inevitables. Siempre vendrán a nuestra vida. Para vencer y salir victoriosos y fortalecidos, es necesario que desarrollemos una íntima relación con Dios. Él está siempre a nuestro lado y quiere venir en nuestra ayuda cuando lo necesitamos. Su poder ilimitado es el que nos lleva a la victoria siempre.
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