Génesis 6:12-17; 7:23

INTRODUCCIÓN: En la historia bíblica del diluvio se aprenden varias lecciones con relación a la conducta de los hombres. Así como se logra la bendición divina como resultado de una vida piadosa, se puede recibir el castigo como consecuencia del pecado.

I. El diluvio fue provocado por los hombres.

A. El diluvio no fue una ocurrencia divina; fue motivado por la maldad de la gente.

B. Génesis 6:5 dice: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.

C. Todo castigo es resultado que el hombre hace: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras” (Ro. 2:5,6).

D. La destrucción de Sodoma y Gomorra fue provocada por sus habitantes: “El pecado de ellos se ha agravado en extremo” (Gn. 18:20).

II. La gente no creyó en el diluvio.

A. San Pedro dice que toda aquella generación “pocas personas, es decir ocho, fueron salvadas” (I Pedro 3:20).

B. El resto de la gente le resulta imposible creer que podría haber una grande inundación, ya que estaban acostumbrados únicamente al rocío.

1. La gente de Sodoma y Gomorra no creyó que podía ser destruida por fuego y azufre (G. 19).

2. El rey Belsasar no hubiera creído quesería juzgado por Dios si se lo hubieran dicho antes que aconteciera (Dn. 5).

3. El Rico Insensato que decía: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años”, nunca hubiera pensado que esa misma noche moriría (Lc. 12:20).

4. Herodes nunca pensó, mientras hablaba al pueblo, que un ángel del Señor lo heriría para quitarle la vida (Hch. 12:23).

5. El Señor también vendrá cuando más se dude de su venida: “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en al noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (I Ts. 5:2,3)

III. La gente está muy ocupada en sus asuntos personales.

A. La gente comía, bebía, se casaba y se daban en casamiento hasta que llegó el diluvio” (Mt. 24:37,38).

B. En la parábola de la Gran Cena, los invitados se negaron a ir por estar ocupados: Uno había comprado una hacienda, otro había comprado cinco yuntas de bueyes y el otro se acababa de casar (Lc. 14:16-24).

C. Este estado revela la actitud de muchos que siempre están ocupados en sus cosas que no tienen tiempo para las de Dios.

D. Cristo preguntó: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo—se ocupare de todo—y perdiere su alma?” (Mr. 8:36)

IV. La gente tuvo mucho tiempo para arrepentirse.

A. No se sabe exactamente cuánto tiempo predicó Noé, pero nada más haber construido el arca le debió haber tomado varios años.

B. Cuando el Señor venga será porque todos habrán tenido una grande oportunidad de haber sido salvos.

C. En la parábola del Siervo Infiel leemos: “Mi señor tarda en venir…” (Mt. 24:48).

D. En la parábola de la Diez Vírgenes leemos: “Y tardándose el esposo” (Mt. 25:5).

E. En la parábola de los Talentos leemos: “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos” (Mt. 25:19).

F. La razón por la cual el Señor tarda es para dar a todos una oportunidad de salvación: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tiene por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (II P. 3:9).

V. La gente se arrepintió demasiado tarde.

A. Dios mismo cerró la puerta porque sabía que muchos tratarían de entrar después (Gn. 7:16).

B. Las Vírgenes Insensatas trataron de conseguir aceite demasiado tarde (Mt. 25:8).

C. Esaú demasiado tarde trató de heredar la bendición que despreció (He. 12:17).

D. Saúl demasiado tarde de buscar a Dios: “Consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió” (I S. 28:6).

E. Para muchos será demasiado tarde cuando quieran buscar a Dios, por eso dice la Escritura: “He aquí ahora es el día de salvación” (II Co. 6:2)

CONCLUSIÓN: Debemos aprender las enseñanzas que el diluvio nos da y recordar lo que Cristo dijo: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mt. 24:42).