Hechos 19:2

Introducción:

No se puede decir que el Espíritu Santo de Dios se puede recibir siguiendo una serie de condiciones determinadas. Dios no concede su Santo Espíritu como si éste fuera algo que se otorga al llenarse dos o tres condiciones determinadas; no hay una fórmula específica para su obtención. Sin embargo, el estudio de la Palabra de Dios nos da luz para ver cómo se encontraban, qué hicieron, qué actitud asumieron, aquellos que recibieron esta bendición del cielo. ¿Cómo fue que recibieron el Espíritu Santo las personas de las cuales nos habla la Biblia, y qué dijo el Señor respecto a la actitud que se debe asumir para recibirlo?

O.T. Veamos la Palabra de Dios.

I. Es necesario obedecer al Señor.

A. El Señor le dijo a sus apóstoles: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lc. 24:49).

1. En este pasaje encontramos dos cosas de parte del Señor: una promesa y una condición.

2. Cristo se comprometía darles el Espíritu Santo si ellos estaban dispuestos a quedarse en Jerusalén hasta que Él lo enviase.

B. En Hch. 1:4 leemos: “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre…”

1. Este texto es muy parecido al de Lc. 24:49.

2. El descenso del Espíritu Santo era tan importante que Cristo dio la orden de no moverse de Jerusalén hasta que lo recibieran.

C. En Hch. 1:12, 13 encontramos cómo fue que los discípulos reaccionaron a la orden de Cristo: “Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar…y entrando, subieron al aposento alto…”.

1. Inmediatamente después del ascenso del Señor al cielo, los discípulos se dirigieron al sitio donde estarían orando por el Espíritu Santo.

2. A pesar de que ellos tenían la comisión de predicar el evangelio por todo el  mundo, no se movieron hasta que el Espíritu Santo vino sobre ellos.

II. Es necesario perseverar en Oración y Ruego: “Todos estos perseveraban unánimes    en oración y ruego…” (Hch. 1:14)

A. La Biblia no menciona que hayan perseverado en sesiones de negocios discutiendo las estrategias necesarias para evangelizar el mundo.

B. La Biblia no menciona que se reunieron para formar comités para distribuirse el trabajo.

C. Todos estaban reunidos y perseveraban unánimes en una sola cosa: Oración y Ruego.

D. Esta Oración y Ruego no era por diferentes necesidades que ellos tenían, sino por una sola: recibir el Espíritu Santo que Cristo les había prometido.

III. Es necesario que haya unanimidad entre los hermanos: “Cuando llegó el día de

Pentecostés, estaban todos unánimes juntos” (Hch. 2:1).

A. Ya se vio en el punto anterior que los discípulos perseveraban “unánimes” en oración.

B. Cuando llegó el día de Pentecostés todavía estaban unánimes.

1. Si esta unanimidad se hubiese roto, el descenso del Espíritu Santo hubiera sido quizá demorado.

C. Esta unanimidad significa que las antiguas diferencias y celos se habían hecho a un lado.

1. En la mente de todos estaba una sola idea: recibir el Espíritu santo que Cristo había prometido.

IV. Es necesario pedirlo.

A. Cristo dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc. 11:13).

B. Es imposible que Dios dé de su Espíritu a quienes no tienen interés en recibirlo ni en pedirlo.

V. Es necesario ser un creyente.

A. “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él…” (Jn. 7:39).

B. Esto significa que el Espíritu Santo no es para los incrédulos o inconversos. Es únicamente para aquellos que creen en Cristo como Salvador.

C. Para poder llegar al aposento alto donde está el Espíritu Santo, hay que pasar por el calvario: esto es, nadie recibe el Espíritu de Dios a menos que tenga un encuentro personal con Cristo como Salvador.

VII. Es necesario tener la predisposición de cumplir con los mandamientos de

Cristo.

A. San Pedro, en Hch. 2:38, le dijo a los judíos: “…y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

B. Si uno mira con indiferencia y desprecio los mandamientos del Señor, no puede recibir lo que Dios tiene para su vida.

C. Muchos le reclaman a Dios sus promesas, pero se olvidan de sus mandamientos.

VIII. Por la imposición de las manos.

A. “Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo” (Hch. 8:17).

B. “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo…” (Hch. 19:6).

C. Pablo le dijo a Timoteo:

1. “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio” (1Ti. 4:14).

2. “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2Ti. 1:6).

IX. Es necesario escuchar la Palabra de Dios.

A. “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso” (Hch. 10:44).

B. Si hubiesen estado distraídos e indiferentes, no hubiese caído sobre ellos el Espíritu Santo.

C. La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Ro. 10:17).

Conclusión: Toda persona sedienta del Espíritu Santo bien hará en seguir los puntos señalados en este mensaje; de esta forma preparará su vida para ser un vaso digno del Señor.