2 Crónicas 20:1-30

I. LA ORACIÓN DE JOSAFAT. v. 6

A. Entregó la situación a Dios, reconociendo que sólo Dios podía salvar a la nación.

1. Tú y yo no podemos hacer más de lo que él puede hacer.

B. Buscó el favor de Dios ya que su pueblo era el pueblo de Dios.

1. Porque buscamos tanto, la solución fuera de él; SIN EL NO SOMOS NADA.

2. El que es hijo de Dios sabe, que sabe que en él están todas las soluciones que necesita.

3. El Reino esta en nosotros.(griego, basileía).

a. Mt. 2:23; Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

C. Reconoció la soberanía de Dios en la situación actual.

D. Alabó la gloria de Dios y se consoló en sus promesas.

E. Profesó una dependencia completa de Dios, no de sí mismo, para la liberación.

II. LA PROFECIA HACIA JUDA.  v. 15

A. ¿Cómo dejamos que Dios pelee por nosotros?

1. Al darnos cuenta que la lucha no es nuestra sino de Dios.

a. Lc. 5:10b; No temas; desde ahora serás pescador de hombres

b. 12:32; No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

2. Al permitir que la fortaleza de Dios trabaje a través de nuestros temores y debilidades.

3. Al asegurarnos que buscamos los intereses de Dios y no nuestros deseos egoístas.

4. Al pedir la ayuda de Dios en nuestras batallas diarias.

III. LA ALABANZA DEL PUEBLO DE JUDA.  v. 22

A. Jehová puso emboscada a sus enemigos.

B. Las riquezas de sus enemigos pasaron a propiedad de los hijos de Dios.

1. Solo los que pelean en nombre de Jehová tienen potestad en sus riquezas.

2. Dios es un Dios de lo imposible, de la nada hace un milagro.

a. Pr. 13:22; Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.

C. Les trajo paz y gozo porque Jehová los había librado de sus enemigos.

D. Nadie quería tener al pueblo de Dios como enemigo.

Conclusión:

Cuida tu visión espiritual.

Cree en la Biblia como la Palabra de Dios.

Descansa en su testimonio sobre la naturaleza de Dios, su carácter y las promesas divinas. Cree a quienes proclaman la Palabra de Dios.

Confía en las «palabras» proféticas pronunciadas por hombres y mujeres dedicados a Dios.

Apóyate y cree en la oración como una poderosa y efectiva arma espiritual.